Cosas que solo pasan en el fútbol sudamericano
Jornada apasionante de Copa Libertadores con dos nuevos semifinalistas: Boca Juniors y Atlético Nacional.
En Argentina se enfrentaban Boca Juniors y Nacional uruguayo, mientras en Colombia jugaban Atlético Nacional y Rosario Central. Los dos partidos definían a dos nuevos clasificados para las semifinales de la Copa Libertadores.
Ambos partidos se vivieron con gran emoción. En Argentina, la bombonera explotó con el gol de Cristian Pavón que le permitía a Boca ir a la definición por penales. Pavón se descontroló, se quitó la camiseta y celebró su gol como el último de su vida. Segundos después, Héber Lopes, arbitro del partido, le sacó la segunda amarilla a Pavón, en sus labios se alcanzó a leer "me olvidé boludo".
En Medellín se vivió el partido con ¿bravura? Sí, bravura, sobre todo en el minuto final de adición. Atlético Nacional necesitaba un gol más para clasificar a las semifinales de la copa. Al minuto 90+4 Orlando Berrío desataba la locura en la cancha. Tras marcar el 3 a 1, a Berrío no se le ocurrió mejor idea que gritarle el gol en la cara a Sebastián Sosa, arquero de Rosario Central. La cancha se volvió un cuadrilátero, puñetes fueron y vinieron. Al final, varios expulsados incluido Berrío,
La pasión desenfrenada del fútbol sudamericano provoca este tipo de cosas, esa es la triste realidad de nuestro fútbol. Nuestros jugadores no son profesionales, tratan de agradar a la grada y terminan provocando espectáculos bochornosos.
Los altos mandos de la Conmebol deberían considerar soluciones que paren este tipo de cosas que no hacen más que dejar a la vista del mundo lo subdesarrollado que es el fútbol latinoamericano.
Cuando se comience a poner sanciones de verdad y cuando nuestros jugadores se dediquen a jugar, el fútbol sudamericano podrá salir del bache en el que se encuentra. Este fútbol necesita más juego y menos pasión. Así de simple.
¿Se imaginan este tipo de cosas en el fútbol europeo?
En Argentina se enfrentaban Boca Juniors y Nacional uruguayo, mientras en Colombia jugaban Atlético Nacional y Rosario Central. Los dos partidos definían a dos nuevos clasificados para las semifinales de la Copa Libertadores.
Ambos partidos se vivieron con gran emoción. En Argentina, la bombonera explotó con el gol de Cristian Pavón que le permitía a Boca ir a la definición por penales. Pavón se descontroló, se quitó la camiseta y celebró su gol como el último de su vida. Segundos después, Héber Lopes, arbitro del partido, le sacó la segunda amarilla a Pavón, en sus labios se alcanzó a leer "me olvidé boludo".
En Medellín se vivió el partido con ¿bravura? Sí, bravura, sobre todo en el minuto final de adición. Atlético Nacional necesitaba un gol más para clasificar a las semifinales de la copa. Al minuto 90+4 Orlando Berrío desataba la locura en la cancha. Tras marcar el 3 a 1, a Berrío no se le ocurrió mejor idea que gritarle el gol en la cara a Sebastián Sosa, arquero de Rosario Central. La cancha se volvió un cuadrilátero, puñetes fueron y vinieron. Al final, varios expulsados incluido Berrío,
La pasión desenfrenada del fútbol sudamericano provoca este tipo de cosas, esa es la triste realidad de nuestro fútbol. Nuestros jugadores no son profesionales, tratan de agradar a la grada y terminan provocando espectáculos bochornosos.
Los altos mandos de la Conmebol deberían considerar soluciones que paren este tipo de cosas que no hacen más que dejar a la vista del mundo lo subdesarrollado que es el fútbol latinoamericano.
Cuando se comience a poner sanciones de verdad y cuando nuestros jugadores se dediquen a jugar, el fútbol sudamericano podrá salir del bache en el que se encuentra. Este fútbol necesita más juego y menos pasión. Así de simple.
¿Se imaginan este tipo de cosas en el fútbol europeo?
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